Como siempre, algunos han opinado que con la cantidad de nieve que queda deberían haber seguido abriendo, con dos o tres remontes estratégicamente escogidos y con todo tipo de propuestas sobre cómo gestionar mejor la estación de esquí.
Yo, siguiendo mi costumbre de los últimos años, decidí subir con las pieles y hacer una excursioncilla por pistas que se encuentren en buenas condiciones y no sean muy exigentes (es decir: por Borreguiles) y para allá que me fui el miércoles, el día en que termino mi jornada laboral tempranito, igual que he hecho varias veces durante la temporada. Pero esta vez era distinto, ya no hay remontes y hay que llegar a la nieve por tus propios medios, porque la carretera a Borreguiles no está abierta al tráfico.
Pero sí a las bicis…
Así que a las 10:15 salgo del trabajo hacia la sierra, llegando a la Hoya de la Mora a las 12:30 con el cielo parcialmente nublado, con nubes que entraban y se iban, y bastante incertidumbre, sobre todo por cómo ir equipado, con más o menos abrigo…
También tenía la incertidumbre de si la carretera estaría limpia, pero un trabajador de Cetursa que bajaba en un coche me confirmó que se podía pasar perfectamente.
Con la información precisa y el cielo más despejado, me preparé con 3 capas arriba (una de ellas en la mochila) y pantalón de chándal, monté el equipo en la bici y tiré para arriba con gran ilusión…
… y pocas fuerzas. Al segundo repecho usé la famosa técnica “pie a tierra” y seguí con paso firme carretera arriba sobrepasando la Virgen de las Nieves hasta llegar al desvío a Borreguiles por encima de la estación superior del telesilla. Desde ahí la carretera es llana y se va muy a gusto montado, incluso hay un ligero descenso.
Más o menos a la altura de la pista Granados me paré a hacer una foto con el Veleta de fondo, y entonces vino un hombre paseando que resultó ser un trabajador del taller y hablamos un poco sobre los trabajos de cierre de la estación, horarios y demás. Le pedí que me hiciera la foto, y esto es lo que salió:
En Borreguiles aparqué la bici junto al GREIP
Y tras cruzar el caos en que han convertido la nieve junto a la carretera, comencé a foquear buscando el collado de la Laguna, a donde llegué en un rato
Hice algunas fotos y continué hacia el Zayas, y una vez allí valoré qué hacer a continuación: ¿sigo más (hasta el Veleta, decía una vocecita…; hasta el Stadium, decía otra…) o hasta aquí está bien y vamos a disfrutar la bajada?
Opté por la última opción: bajar tranquilamente más o menos por donde había subido y disfrutar cada giro como marranillo en un charco…
Y es que yo no se si pesan los años, o pesan los kilos, pero en cualquier caso, tengo de los dos…
Y lo que no tenía mucho, es tiempo, que cuando llegue abajo tengo que volver a cambiarme, montar todo en la bici, volver al coche, meter todo en el coche, y volver a casa…
Y es que vine con el coche pequeño, y para meter la bici hay que quitarle la rueda y aún así va justa… y el resto del equipo… en fin, que se va mucho tiempo en todas esas “transiciones”.
La bajada, que normalmente se puede hacer en menos de 10 minutos, me llevó cerca de una hora, con las paradas para “contemplar la obra” y retratarla… y, bueno, no quedó mal del todo, ¿no?
La Visera, ahí se queda, pendiente, una temporada más... ¿tal vez la próxima?
En el regreso me metí por la carretera antigua que en invierno está cerrada, y me paré en el mirador del monte Ahí de Cara; muy recomendable por las vistas que hay en todas direcciones.
La carretera termina en el Dornajo y me pareció muy bonita pasando entre pinares y con paisajes majestuosos.
Finalmente llegué a casa a las 9 de la tarde. Un día bien aprovechado.
Espero que os haya gustado.