El verano de 2025 podría marcar un punto de inflexión para el glaciar de La Meije, ya que se espera que se abra una fase de neogiación, crucial, sobre la construcción de la tercera fase del teleférico que parte desde el mismo corazón del pueblo de La Grave. Esta etapa de discusión, solicitada por el Ministerio de Ecología de Francia, busca la reconciliación entre el turismo, la ecología y el futuro de los glaciares en el corazón de la región.
En 2022, un estudio ya había autorizado el inicio de las obras de este tercer tramo, pero el proyecto se encontró con una fuerte oposición. En otoño de 2023, un grupo de manifestantes se instaló en el glaciar de la Girose para impedir los primeros trabajos. Ante el temor a que la situación fuera a más, el Estado ha asumido la tarea de sentar a todas las partes en la mesa para
"cuestionar el modelo turístico propuesto a la luz de la protección que conviene y, llegado el caso, hacer evolucionar el proyecto para reducir su impacto, o incluso sustituirlo por un proyecto alternativo sostenible".
Esta fase de negociación parece indispensable para apaciguar el ambiente de los pueblos del valle, especialmente considerando que 2025 ha sido declarado por la ONU como el año internacional de la preservación de los glaciares.
El alcalde de La Grave, Jean-Pierre Pic, considera que este trabajo de debate es interesante, particularmente para tranquilizar a los oponentes. Subraya la voluntad de mantener el "ADN" de La Grave y no convertirse en algo similar a Chamonix. El dirigente político tiene la impresión de que la comprensión del proyecto avanza y espera que las obras se reanuden este mismo otoño. Argumenta que necesitan este remonte para vivir, mencionando el impacto económico negativo que ha sido tener parado el telecabina durante prácticamente toda la temporada por culpa de unas graves deficiencias que impidió que no se pusiera en marcha hasta el mes de marzo.
Sin embargo, las asociaciones de defensa del medio ambiente temen en la práctica un deterioro o incluso destrucción de la biodiversidad.

El teleférico sustituiría al telesquí, que funciona con gasolina y al que se ha de acceder con un pisapistas que también quema combustible
Cuando se puso sobre la mesa este proyecto en 2019 se valoró en 11 millones. En 2022 cuando se aprobó su construcción, ya había subido 1 millón más. Ahora el desarroll global está estimado en unos 14 millones de euros, de los cuales 4 millones provienen de subvenciones públicas.
Lo que no ha cambiado son las dos líneas básicas que contemplan el proyecto:
- La construcción de la tercera fase que permitirá conectar el Col des Ruillans a 3.200 metros de altitud con el Dôme de la Lauze en la cota 3.600 m tras realizar un viaje por cable de 1,8 km mediante cabinas de 35 plazas. Se integrará completamente con su entorno: la estación de recepción se renovará con los colores de la piedra y la estación de llegada se integrará en la roca.
Con esta tercera fase del telecabina se remontaría la única pista pisada en La Grave - La Meije (está para que los escolares delvalle puedan aprender a esquiar) - Al mismo tiempo se quiere rehabilitar el restaurante des Ruillans (3.200 m)
El reemplazo del telesquí por esta tercera fase del teleférico de 35 plazas, podría inclinar la balanza a favor del proyecto. Actualmente para lllegar a ese remonte desde la actual salida del teleférico, se tiene que llevar a los clientes arrastrados en máquina pisapistas, que funciona quemando combustible igual que el telesquí.
El debate que se abre determinará si el proyecto de la tercera fase puede avanzar a partir del otoño y en qué condiciones, buscando un equilibrio delicado entre el desarrollo turístico y la necesaria preservación del entorno glaciar.
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Para llegar al telesquí desde el telecabina se ha ir arrastrado por una pisapistas. En el glaciar queda alguna vieja máquina abandonada